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El céntimo forestal

               El 21 de marzo, Día Internacional de los Bosques, es el mejor momento para recordar la importancia que tiene el mundo forestal sobre la salud del planeta y por supuesto de las personas que lo habitan.

Mucho se ha hablado y escrito sobre el valor de los bosques y los problemas climáticos en los que la humanidad se encuentra inmersa. Pero en realidad, poco se ejerce desde los Gobiernos y administraciones públicas competentes en beneficio de su mejora y conservación.

Según datos del MITECO, los bosques españoles ocupan más de veintiséis millones de hectáreas, de las cuales, 15 millones están arboladas y 11,5 millones de hectáreas desarboladas, lo que suponen respectivamente el 29% y el 23% del territorio nacional.

               Según la misma fuente, las provincias con mayor superficie arbolada de España, serían por este orden, Cáceres y Badajoz, cuya superficie forestal total, entre arbolada y desarbolada, representa el 68% de la totalidad de Extremadura, es decir un 16% más que la media nacional.

               Los datos comparativos resultantes de los últimos Inventarios Forestales Nacionales (IFN), basados en 50 años de estudio sobre los montes, arrojan un crecimiento paulatino de la masa forestal y de su volumen de madera, cuantificado en 30 millones de m3 de madera al año, lo que supone un crecimiento de biomasa arbórea, cercano al 4% anual.

               Pero este crecimiento continuado de la biomasa forestal, que supone a priori una buena noticia por tratarse de un dato positivo frente a fenómenos adversos como la desertificación o la pérdida de superficie y biomasa forestal derivada de los incendios forestales, debe ser entendido como un ejercicio de responsabilidad por parte de quienes se encuentran a los mandos del Gobierno de España y de las Comunidades Autónomas.

               Sin una adecuada gestión de los montes, se deja el futuro en manos de la propia naturaleza y de efectos adversos como el fuego o las avenidas e inundaciones. Una gestión sostenible y eficaz, garantiza la densidad óptima del arbolado, así como la higiene sanitaria de la masa forestal.

               Pero para realizar una gestión forestal sostenible, se necesitan recursos económicos que a su vez generen empleo y fijación de economía y población en los núcleos rurales.

               ¿Cómo financiar las actuaciones forestales?, pues gravando a quien contamina, tal y como establece la Directiva Europea 2004/35/CE sobre responsabilidad medioambiental y basada en el principio de «quien contamina paga».

Según datos del Ministerio de Transportes, sólo en Extremadura habría en la actualidad 872.000 vehículos registrados, de los cuales, más del 70% son turismos y el resto hasta completar la cifra, serían camiones, autobuses, tractores y motocicletas. Estos vehículos consumirían, aproximadamente, según datos de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (CORES), 700 millones de litros al año, entre gasolinas y gasóleos de automoción. Una cifra que se incrementa cada año que pasa.

               Dedicar a la gestión forestal sostenible de nuestros montes, 1 céntimo de euro de cada litro de gasolina y gasóleo de automoción, consumido en Extremadura por los vehículos que la recorren diariamente, implicaría en números redondos unos ingresos de 7 millones de euros anuales que podrían invertirse en trabajos de mejora de los ecosistemas forestales, actuando en no menos de 5.000 hectáreas y generando más de 50.000 jornadas de trabajo en el medio rural.

               Entre el IVA y el IEH (Impuesto Especial de Hidrocarburos), las administraciones públicas recaudan en torno al 40% del importe que paga el consumidor al repostar, no repercutiendo, que se sepa, cantidad alguna sobre los bosques y terrenos forestales de nuestro territorio, que son los que cuidan de nuestra calidad del aire y por ende, de nuestra salud.

Querer es poder y una sociedad madura como la de nuestros días, debe exigir que al menos, una pequeña parte de la gran cantidad de impuestos con la que es gravada, repercuta en la mejora de la salud de sus ecosistemas, de la economía, del empleo y de los núcleos rurales. 1 céntimo de euro por litro, 1 céntimo de euro por nuestros bosques, 1 céntimo de euro por nuestra salud.     

Enrique Julián Fuentes

Ingeniero Forestal

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